martes, 22 de abril de 2008

Anti - Indigenismo: Uriel García y la apuesta por el mestizaje


Si hubo alguien que precedió a José María Arguedas en su apuesta por el mestizaje, ese fue Uriel García, un sociólogo de la Universidad San Antonio Abad del Cusco que polemizó con Valcárcel y su Tempestad en los Andes, pero también con Mariátegui, con un libro titulado El nuevo indio. Ensayos indianistas sobre la sierra sur peruana; publicación en la que postuló la necesidad de un sincretismo innovador y auténtico en el que convergieran los aportes culturales del indio, el mestizo y el criollo y que se adelanta a la idea arguediana de un país con todas las sangres. Una propuesta abierta y heterogénea que contrasta con la univocidad étnica racial en la que Mariátegui y sobre todo Valcárcel volcaron todo el contenido de la nacionalidad peruana.

El indigenismo de Uriel García, lo decíamos antes, criticó el mesianismo étnico de Valcárcel encarnado en su idea de la raza para convertir al indio en una categoría cognitiva del espíritu y la cultura

Mientras “la raza” subsiste como sangre subsiste la tradición. En América la sangre es solo tradición. Pero cuando se acreciente como espíritu, como espíritu dominador de la sangre, avanzará la cultura. La sangre limita y separa; el espíritu unifica, funde, ondula el universo[1]

Advierte también Vargas Llosa que las características de los indios son variadas y que, para Uriel García, se encuentran grandemente influidas por la geografía. Este es un punto importante puesto que la herencia que la antropología reclama del Indigenismo está tanto o más emparentada con la geografía humana que con este movimiento artístico. Lo que Uriel García – dice Vargas Llosa – identifica en los indígenas esta capacidad para “absorber lo ajeno”, asimilarlo y proponer una versión sintetizada y original, un aporte que luego recogería y mejoraría Arguedas:


[…] el Incario fue solo un momento creativo en la larga historia de la Indignidad. Ahora está muerto. Su valor estriba en que puede convertirse en “fuerza impulsora de lo que se ha de crear otra vez”. En lugar de nostalgia por la historia utópica, Uriel García encara el presente indio con talante optimista. El arte indio de la colonia fue tan original como el de las épocas de Manco o Pachacútec. Las distintas razas forman parte del Perú y se equivocan quiénes actúan “como si los mestizos y los blancos no pudieran hacerse aborígenes o autóctonos […] y ser aun más indianos que los indios[2]

[1] El nuevo indio 2da edición. Cuzco. Rozas Sucesores Librería e Imprenta, 1937. Pg 6)
[2] Mario Vargas LLosa. La utopia arcaica. Pg. 77
Nota: La foto es "Músicos cuzqueños", de Martín Chambi

1 comentario:

Unknown dijo...

Acuerdo con usted en la lectura crítica que hace de Valcárcel pero no así con la que hace de Mariátegui. Creo que su lectura peca de sesgada: Mariátegui fue uno de los críticos más perspicaces que tuvo el esencialismo racial de Valcárcel: lo remito a su artículo "El rostro y el alma del Tawantinsuyu" (Mundial, septiembre de 1925)en el que discute la idea de nacionalidad de Valcárcel para quien la identidad peruana debía prescindir de la herencia europea; como buen materialista histórico, a Mariátegui le parecía imposible deshacerse de la herencia europea propia de una nación colonial.
Por otra parte, y con más vehemencia, lo remito a su famosa polémica con Alberto Sánchez (publicada luego en Amauta) en la que, justamente, se defiende de los que ven en él a un esencialista: mi Perú, dice, no es ni colonial ni indígena: es un Perú integral. Le recomiendo una lectura más atenta de los textos mariateguianos para poder descubrir su idea de peruanidad.
un saludo cordial desde Buenos Aires
Mariángeles Baroni